CHARLES BLAKE

Para soñadores que como yo, plasman sus pensamientos sobre un papel en blanco.

martes, 27 de noviembre de 2012

MUNDO MÁGICO: LOS TRASGOS



Hola Chicos/as:
Me gustaría hablaros de uno de esos seres fantásticos que habitan los bosques y que a menudo han sido interpretados de forma confusa. Dentro del mundo eeférico, es decir, donde los ojos del humano no pueden llegar, existen según las diferentes mitologías, seres de extraño poder que en ocasiones suelen “contactar” con nuestro mundo real. Multitud de leyendas los describen como figuras de otro mundo capaces de lo mejor y lo peor.  En cualquier lugar o cultura, podemos encontrar mil historias sobre duendes, fantasmas, malos espíritus o hadas que suelen habitar lugares escondidos como bosques, arroyos, páramos o grutas y que en ocasiones pueden hacer las delicias  de quien se tope con ellos o en caso contrario, convertirla en un infierno. Como habréis imaginado: ¡me encanta escribir sobre estas historias!
En este caso hablaré de los Trasgos. El trasgo es una criatura mitológica presente en la tradición de muchas culturas del norte de España, como pueden ser la asturiana, la gallega, la castellana o la cántabra, y presente en general en la cultura española, principalmente por las raíces celtas. En otros lugares de Europa también es conocido como gnomo, silfo, kobold.
Comúnmente es considerado como un tipo de duende travieso y de carácter familiar. En nuestro país vecino (Portugal )se les llama "strago" o "demonios da mao furada" (demonios de mano agujereada). Aunque no son malignos, sí que son muy juguetones y se dedican a las trastadas o travesuras. Son grandes amantes de la naturaleza.

Existe gran confusión con respecto a si son lo mismo que los orcos; principalmente debido a la influencia de la literatura fantástica de Tolkien y otras obras de tipo fantástico. Lo cierto es que son seres muy diferentes en tamaño y condición. Aunque haya versiones contradictorias, dependiendo del lugar donde son contadas sus historias, podríamos afirmar que tienen un tamaño generalmente reducido; no sobrepasan los 50-60 cm.
En tiempos remotos eran genios de los árboles, o de las plantas y arbustos como la mandrágora o el boj. De hecho, son grandes conocedores del mundo vegetal. Con la madera de estos vegetales, se hicieron figuritas talladas, dentro de las cuales habitaban los Kobolds;  y eran guardadas en cajas bajo llave y se llevaban a las casas. Nadie excepto el propio dueño podía saber que estaban allí. Si abría la caja cualquier otra persona que no fuera el propietario de la misma, el trasgo se escapaba y producía toda clase de desmanes.

Cuando entran en contacto con los humanos, suelen buscar el cobijo en casas llenas de niños. Ellos son los responsables de los pequeños contratiempos que sufrimos a diario: esconden las cosas cuando las buscamos, rompen los platos, hacen que se derrame la leche al fuego, espantan a los animales...¡Pero no tener miedo! Suelen representar la buena suerte y les gusta oir cómo ríen los niños y la familia al completo.
Su piel es verdosa o pardusca, suelen usar ropajes que camuflen su figura entre las plantas, con ojos expresivos de color negro azabache y piernecillas delgaduchas. La orejas prominentes y la sonrisa burlona no dejan indiferente para quienes hayan tenido la suerte de verlos. Su carácter es alegre pero al mismo tiempo travieso, incluso caprichoso, diría yo. Les encanta dejarse notar. A veces, cuando la convivencia con ellos resulta insoportable, la única manera de que abandonen el hogar es planteándoles retos. Su inteligencia es “justita” y apenas saben contar hasta diez. Las tradiciones aconsejan que en estos casos se les obligue a contar granos de maíz (cosa que les desesperará hasta abandonar) u ordenarles llevar agua del río en una cesta de castaño (el agua se le caerá antes de llegar a su destino).

Sus lugares favoritos suelen ser las despensas, las cocinas, los desvanes y las cuadras. No suele servir de mucho el cambiar de casa. Lo digo por si lo habíais pensado, puesto que cuando cogen cariño a una familia, la acompañan a donde vayan.

Pero llegados a este punto, no sería correcto hablar de aquellos trasgos que no entran en esta clasificación. Hablamos de los trasgos mal intencionados, malvados y traicioneros. Aquellos que no se nombran. Suelen vivir lejanos a civilización al contrario que sus congéneres. Odian todo lo relacionado con lo humano. De tamaño considerable y olor corporal intenso. Son poco higiénicos y les encanta restregarse por la maleza. Sus rasgos desproporcionados y facciones angulosas no los hacen entrar en el prototipo de “belleza”.  Frecuentan lugares oscuros de los bosques y su carácter huraño les hace tener pocos amigos. Son egoístas y ladronzuelos entre sí mismos, amantes de todo lo que no sea suyo. Los encuentros entre humanos y trasgos de este tipo son contados, y apenas quedan escritos sobre éstos.
         ¿Precioso, verdad?

Cuentos, leyendas , historias… en cada rincón del mundo aparecen variantes, cada cual más intrigante. En fin, si a partir de ahora escucháis un ruidillo extraño en casa, o veis cambiar de sitio unas llaves o algo de vuestra habitación, no dudarlo: ¡un trasgo vive en el hogar! Claro está, si vivís en la ciudad, os aseguro que la imaginación será la culpable de vuestros males. ¡Los trasgos no habitan lejos de la naturaleza!.

CHARLES BLAKE

3 comentarios:

  1. En la imaginación existen todo tipo de seres extraños, pero a veces, necesitamos que alguien los imagine para nosotros. Yo no soy amigo de AVATARES, DUENDES, GNOMOS etc. imaginados por otros y muy distantes a los que yo mismo voy creando, pero reconozco que se escriben novelas y películas para otros gustos.

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  2. MI OPINION ES TODO LO CONTRARIO AL COMPAÑERO, Y COMO HAY MUCHA
    GENTE A LA QUE NOS GUSTA,SOLO PUEDO DECIR QUE ME ENCANTA ESTA ENTRADA.

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