CHARLES BLAKE

Para soñadores que como yo, plasman sus pensamientos sobre un papel en blanco.

miércoles, 30 de enero de 2013

BÉCQUER: AMOR ETERNO




AMOR ETERNO:

Podrá nublarse el sol eternamente;

Podrá secarse en un instante el mar;

Podrá romperse el eje de la tierra

Como un débil cristal.

¡Todo sucederá!

Podrá la muerte

cubrirme con su fúnebre crespón;

pero jamás en mí podrá apagarse

la llama de tu amor


GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER

lunes, 28 de enero de 2013

LA CENSURA




"Los hombres son criaturas muy raras: la mitad censura lo que practica; la otra mitad practica lo que censura; el resto siempre dice y hace lo que debe."

 (Benjamin Franklin)

LA BIBLIOTECA DE ALEJANDRÍA


Uno de los temas más interesantes de conocer por toda persona amante del Saber, es precisamente la Biblioteca de Alejandría. ¿Un mito? ¿Una leyenda? ¿Una realidad? El caso es que dicho Templo de la Sabiduría existió hace muchos, muchos años. Considerada como la más grande de la Antiguedad, fue símbolo indiscutible del prestigio de la ciudad que la acogía. Fundada por Ptolomeo I Soter, Rey de Egipto durante los años 305 y 285 a.C. y tras la muerte del gran Rey Alejandro.
Se conoce que tanto el Mueseo como la biblioteca se encontraban ubicados en la zona de Los Palacios, un barrio residencial que ocupaba entre un cuarto y un tercio de la totalidad de la ciudad de Alejandría. La edificicación se encontraba entre las más prestigiosas del mundo,  contrastado por el hecho de que tanto el director del museo, así como el bibliotecario principal, eran nombrados expresamente por el mismo Rey de Egipto en persona.
Primer Centro de investigación y núcleo cultural más importante del mundo antiguo, fue el sueño hecho realidad del Gran Alejandro Magno (discípulo de Aristóteles) y mandado construir por uno de sus generales más destacados. Con Ptolomeo comenzó una larga dinastía de faraones que duró más de 300 años.
El Museo estaba compuesto por varias salas dedicadas a distintas ramas del saber, desde un zoológico, a un jardín botánico, un observatorio astronómico y un salón de anatomía. También disponía de habitaciones para alojar a los sabios y a los estudiantes, cuyos gastos eran costeados por la casa real, que acudían a Alejandría atraídos por el impulso intelectual.
La biblioteca fue, sin duda, el eje destacado del santuario, el de mayor crecimiento y difusión a lo largo de la historia. A medida que fue adquiriendo importancia y aumentando sus volúmenes, fue necesaria la construcción de un edificio cercano que albergara el resto de los libros. Así se edificó, durante el reinado de Ptolomeo III, la “biblioteca hija”, situada en una zona próxima al puerto, concretamente en el Serapeum (templo consagrado al dios Serapis). 

Se calcula que la biblioteca llegó a albergar unos 700.000 manuscritos, cada uno de los cuales era catalogado, referenciado y colocado en el estante (bibliothekai) preciso destinado a ese saber. El primer catálogo temático de la historia (Pinakes) se atribuye a Zenódoto, el primer bibliotecario de Alejandría. Las personas que trabajaban en la biblioteca se afanaban en la búsqueda de libros de todas las culturas conocidas, la mayoría eran comprados o donados (como la biblioteca de Aristóteles), pero otros eran copiados. Todo buque que atracaba en Alejandría era registrado por la guardia, en el caso de que se encontrasen libros, estos eran confiscados y llevados a la biblioteca; en ocasiones, se compensaba a sus dueños por la pérdida; mientras que en otros casos los libros eran copiados y devueltos los originales. Las copias eran especialmente ricas por las anotaciones críticas que se hacían en los márgenes.
Se dice que la primera traducción al griego del Antiguo Testamento fue escrita en Alejandría. Ptolomeo II habría encargado a 70 sabios judíos que tradujesen y copiasen los libros de la Ley judía. La conocida como “versión de los 70” habría sido la base de muchas traducciones posteriores.
Durante la regencia de Ptolomeo II Alejandría y su biblioteca vivieron su máximo esplendor, inmersas en un trajín constante de libros y estudiosos. Entre los visitantes más célebres se encuentran Arquímides, Euclides, Hiparco, Claudio Ptolomeo y Galeno.

 Reconstrucción de la gran Biblioteca de la serie Cosmos de Carl Sagan.




La calurosa costumbre de quemar libros no es de la era moderna. La Biblioteca de Alejandría que fue la más grande de la antigüedad terminó su larga vida al ser incendiada por el califa Omar en el año 634, que lo hizo basándose en un curioso argumento: “Los libros de la Biblioteca o bien contradicen al Corán, y entonces son peligrosos, o bien coinciden con el Corán, y entonces son redundantes”. Este razonamiento notable, que fue objeto de un exquisito comentario del filósofo argentino Tomás Simpson, costó a la memoria humana una buena cantidad de obras irrecuperables, pero no tantas como se cree si es que eso sirve de consuelo. En realidad, cuando el califa Omar tomó su drástica medida, la Biblioteca era sólo la sombra de lo que había sido alguna vez, y de ella quedaba muy poco, perdido en sucesivos desastres. 
 
El gran desastre parece haber ocurrido en el año 273, durante los enfrentamientos entre el emperador romano Aureliano y el caudillo rebelde Firmus: el resultado fue que la Biblioteca sufrió las peores pérdidas de su historia.
Hoy día, es imposible pensar qué maravillas pudieron dormir su último sueño en la Biblioteca de Alejandría, qué poemas, qué relatos, qué conocimientos... estuvieron allí custodiados a la espera de análisis o lecturas, de traducciones al griego o a otros idiomas.
Qué caminos artísticos, científicos, filosóficos estaban ya iniciados o concluidos en aquellos centenares de miles de rollos con noticias y conocimientos procedentes de todo el mundo conocido, caminos que o tardaron siglos en volver a iniciarse o que permanecen aún sepultados bajo el polvo del tiempo. 
 ¿Sería el mundo, la civilización, la historia del ser humano igual si no se hubiera destruido la Biblioteca de Alejandría? Sin duda es una de las preguntas quizá más fascinantes, quizá más inútiles que hoy pueden hacerse.
 
 Actualmenta, la Biblioteca de Alejandría es una importante biblioteca y centro cultural, construida en conmemoración a la biblioteca más grande de la Antigüedad.
En el año 1987 salió a la luz un ambicioso proyecto cultural: construir una nueva biblioteca en la ciudad de Alejandría para recuperar así un enclave mítico de la Antigüedad, patrimonio de la Humanidad.
El edificio tiene capacidad para albergar 20 millones de libros. Actualmente, posee alrededor de 200.000 ejemplares, la mayoría de los cuales fueron adquiridos por donaciones. Hay 50.000 mapas, 10.000 manuscritos, 50.000 libros únicos y además ejemplares del mundo moderno, con 10.000 archivos multimedia de audio y 50.000 visuales.
Hoy en día, la biblioteca recibe alrededor de 800.000 visitantes cada año. 

CHARLES BLAKE

domingo, 27 de enero de 2013

EL VUELO


 Comienza un nuevo año, una nueva etapa cargada de retos, sueños y esperanzas.
 El tiempo, ese juez implacable capaz de robarnos los momentos más felices, o por el contrario, alejarnos de recuerdos que no quisiéramos volver a revivir, se presenta una vez más como espectador invisible de nuestras vidas. Un año más queda para el recuerdo, un año de sacrificios, ausencias y sinsabores. Un año de expectativas y desafíos que han quedado reservados para mejores épocas. Pero un año necesario en nuestras vidas. Uno más de los que nos enseña lo que es vivir, nos aporta la experienca de corregir errores, de mejorar el presente, de no olvidar lo verdaderamente importante.
Pido disculpas de antemano a aquellos que se molestan en leer mis páginas, en reir conmigo y compartir reflexiones; por haber abandonado por un tiempo mi pequeño blog de sueños y realidades. Ese tiempo, ese que a veces tanta falta hace y el mismo que en ocasiones se vuelve eterno, me dejó agotado de cuerpo y mente. Necesitaba desconectar del mundo real, de las preocupaciones cotidianas y de las presiones que en muchos casos nos autoimponemos. Necesitaba una cura espiritual, un encuentro conmigo mismo, una parada en el camino para poder apreciar el paisaje desde la lejanía. ¡Y qué mejor que el breve tiempo navideño para hacerlo!
 El compartir pequeños instantes con los míos, el saborear las risas y juegos de mis hijos, las charlas perennes con mi padre, la complicidad de mi madre, el siempre deseado encuentro con mis hermanos y esposas, los ratos de confesiones, paseos y charlas despreocupadas de esa persona tan especial con quien me agarro de la mano a cada paso que doy en mi vida, las noticias de mis amigos, aquellos que siempre están, aunque las distancias o el tiempo impidan su contacto diario, mis momentos de intimidad junto a mis grandes compañeros de viaje, los libros... Todos y cada uno de ellos que me han dado oxígeno para continuar el camino. Mil gracias.
Ahora toca seguir, nadar contracorriente, desplegar las alas hacia nuevos horizontes, sobrevolar montañas que se interponen en el vuelo, acompañar al viento que arrulla, mirando siempre al sur. Prometo abrir los ojos de par en par. No dejar nada al azar. Prometo escuchar cada palabra, sentir cada emoción, saborear cada nuevo soplo de vida que se entrega a nuestro paso, agarrar con firmeza el destino que nos depara.
Comienza un nuevo amanecer; Es hora de desquitarnos las tristezas, desvestir los errores, guardar en el armario el recuerdo de lo que pudo haber sido y no fue. ¡Pongámonos las mejores galas!. Como árbol de otoño,  yo me deshice de hojas viejas y me cubro de brotes nuevos. Las raíces son las mismas pero el espíritu, renovado de nueva sabia.
En este nuevo día, abro mis brazos al cielo. El horizonte.... al frente. Y tú, ¿Te atreves también a volar?
                               CHARLES BLAKE