El sufismo es una religión mística de origen persa que bebe de las raíces del
Islam, aunque hay estudiosos que lo consideran incluso anterior a éste. Es la
religión de la inmediatez. Su filosofía es la de lo relevante en el aquí
y el ahora. Son devotos de lo absurdo y detractores de los dogmas. Su
búsqueda es la de la verdad que sólo se encuentra mirando adentro de uno
mismo, porque nada está afuera, aunque se esté en el mundo.
El sufismo es menos una doctrina o un sistema de creencias que una experiencia o una forma de vida. Es una tradición de iluminación que
lleva adelante la verdad esencial a través del tiempo. Tradición que,
sin embargo, debe ser concebida en un sentido vital y dinámico. Su
expresión no debe permanecer limitada a las formas religiosas y
culturales del pasado. La verdad del Sufismo requiere reformulación y
expresión nueva en cada época.
Esto no significa que el Sufismo
vaya a transigir en su desafío con una sociedad obstinadamente
materialista. Es y seguirá siendo una crítica al espíritu mundano-
gracias al cual nace todo lo que nos hace olvidadizos de la Divina
Realidad. Es y debe ser una vía de escape del laberinto de una cultura
materialista en bancarrota. Más importante, sin embargo, es una
invitación a lo significativo y al bienestar.
Hoy os voy a dejar un pequeño relato de Nasrudin, un personaje conocido desde hace más de mil años en vastas áreas de Oriente,pero del que se duda si realmente existió. Espero que os guste y os haga pensar tanto como a mí:
LA MUJER PERFECTA
Nasrudin conversaba con un amigo.
- Entonces, ¿Nunca pensaste en casarte?
- Sí pensé -respondió Nasrudin. -En mi juventud,
resolví buscar a la mujer perfecta. Crucé el desierto,
llegué a Damasco, y conocí una mujer muy espiritual
y linda; pero ella no sabía nada de las cosas de este mundo.
Continué viajando, y fui a Isfahan; allí encontré
una mujer que conocía el reino de la materia y el del espíritu,
pero no era bonita.
Entonces resolví ir hasta El Cairo, donde cené en
la casa de una moza bonita, religiosa, y conocedora de la realidad
material.
- ¿Y por qué no te casaste con ella?
- ¡Ah, compañero mío! Lamentablemente
ella también quería un hombre perfecto.
La exigencia en los demás, comienza con la de uno mismo. En cuanto a la perfección... ¿No es sencillamente imposible? Como dijo Hermann Hesse:
"Hay quienes se consideran perfectos, pero es sólo porque exigen menos de sí mismos".
:O!! que interesante y profundas palabras,en verdad que es para que la lean y la practiquen muchos, yo para nada me siento perfecto, ni lo quiero sentir, ya que creo me transformaría a ignorante, por creerlo.
ResponderEliminarPor lo cierto te he otorgado un premio en mi blog, espero te guste es con mucho cariño.
Fuerte abrazo
RBC.
P.D. que pases excelente inicio de semana.
El link para ver el premio es el siguiente:
http://rbcbook.blogspot.mx/2013/02/premios_6107.html
Grato visitarte y leerte.
ResponderEliminarEl camino hacia la perfeccion es de siempre, es un continuo andar, cada vez siendo mejor que ayer.
Cariños
La perfección está en el interior de cada uno pero hay que saber encontrarla.
ResponderEliminarLos sufistas podrían ser una rama de los gnósticos paganos...porque, entre tantos otros, también buscaban la perfección en su interior.
Abrazos
Nadie es perfecto pero si somos seres especiales que podemos amar lo imperfecto....
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