Algunos sabios cuentan que un buen día dos niños de diez años salieron a patinar. Era un día frío y desapacible; finas gotas de lluvia caían sin parar, pero las ganas de jugar y pasar un rato entre risas, se impusieron a las inclemencias del tiempo.
Cuando llegaron al lago, se dispusieron a a patinar sobre la superficie helada.
Carreras, cánticos y saltos se convirtieron en fuente de disfrute para ambos hasta que la mala suerte se cruzó en su camino.
En una de sus piruetas, uno de los chicos logró romper el hielo. La superficie cedió al instante dejando caer a éste sobre las aguas congeladas. Al poco, desapareció bajo la blanca superficie y ante la mirada atónita de su compañero. No había demasiado tiempo para pensar. Su amigo agarró la primera piedra que encontró en el camino y comenzó a golpear el suelo frenéticamente. Lo hizo sin pensar, con todas su fuerzas, una y otra vez hasta lograr romper la dura capa. Cuando por fin logró sacarlo, un grupo de vecinos que había visto el suceso desde la lejanía, acudió al rescate junto a un guardia de bomberos.
El agente, sorprendido de los hechos, no paraba de preguntarles cómo habían logrado hacerlo. Otro de los hombres que acompañaba al grupo añadió:
- Eso, eso. ¿Cómo lo has hecho? La gruesa capa de hielo es imposible de romperse con esa piedra... Y tus manos son pequeñas... ¿Cómo es posible?
Entonces apareció un señor mayor con una sonrisa dibujada en su rostro.
- Yo sí sé cómo lo ha hecho.
-¿Cómo? -repuso el bombero.
- Es bien sencillo. No había nadie a su alrededor que pudiera decirle que no podía conseguirlo.
Recuerda: "Sólo una cosa vuelve un sueño imposible: el miedo a fracasar" Paulo Coelho
¡Arriésgate a vivir!
Charles Blake
No hay comentarios:
Publicar un comentario