CHARLES BLAKE

Para soñadores que como yo, plasman sus pensamientos sobre un papel en blanco.

miércoles, 6 de marzo de 2013

"GALLETITAS"

 

A una estación de trenes llega una tarde, una señora muy elegante. En la ventanilla le informan que el tren está retrasado y que tardará aproximadamente una hora en llegar a la estación.
Un poco fastidiada, la señora va al puesto de diarios y compra una revista, luego pasa al kiosco y compra un paquete de galletitas y una lata de gaseosa.

Preparada para la forzosa espera, se sienta en uno de los largos bancos del andén. Mientras hojea la revista, un joven se sienta a su lado y comienza a leer un diario. Imprevistamente la señora ve, por el rabillo del ojo, cómo el muchacho, sin decir una palabra, estira la mano, agarra el paquete de galletitas, lo abre y después de sacar una comienza a comérsela despreocupadamente.

La mujer está indignada. No está dispuesta a ser grosera, pero tampoco a hacer de cuenta que nada ha pasado; así que, con gesto ampuloso, toma el paquete y saca una galletita que exhibe frente al joven y se la come mirándolo fijamente.

Por toda respuesta, el joven sonríe... y toma otra galletita.
La señora gime un poco, toma una nueva galletita y, con ostensibles señales de fastidio, se la come sosteniendo otra vez la mirada en el muchacho.
El diálogo de miradas y sonrisas continúa entre galleta y galleta. La señora cada vez más irritada, el muchacho cada vez más divertido.
Finalmente, la señora se da cuenta de que en el paquete queda sólo la última galletita. " No podrá ser tan caradura", piensa, y se queda como congelada mirando alternativamente al joven y a las galletitas.
Con calma, el muchacho alarga la mano, toma la última galletita y, con mucha suavidad, la corta exactamente por la mitad. Con su sonrisa más amorosa le ofrece media a la señora.

- ¡Gracias! - dice la mujer tomando con rudeza la media galletita.
- De nada - contesta el joven sonriendo angelical mientras come su mitad.
El tren llega.
Furiosa, la señora se levanta con sus cosas y sube al tren. Al arrancar, desde el vagón ve al muchacho todavía sentado en el banco del andén y piensa: " Insolente".
Siente la boca reseca de ira. Abre la cartera para sacar la lata de gaseosa y se sorprende al encontrar, cerrado, su paquete de galletitas...  ¡Intacto!

Autor: Jorge Bucay.



En nuestra sociedad "civilizada", comprobamos que muchas personas son discriminadas por motivos de raza, sexo, orientación sexual, discapacidad,   por padecer enfermedades como el SIDA, trastornos mentales o simplemente porque las consideramos diferentes a nosotros. Para que se produzca la discriminación, es necesario por tanto ver a la persona discriminada como  parte de un grupo o colectivo por el que se siente rechazo o desagrado.
La base de la discriminación suele encontrarse casi siempre en los estereotipos, que son creencias, ideas y sentimientos negativos o positivos hacia ciertas personas pertenecientes a un grupo determinado. Cuando se realiza una valoración negativa de un grupo en base al estereotipo, el resultado es el prejuicio. Cuando los prejuicios llevan a una persona a actuar de un modo determinado respecto al grupo o individuo prejuzgado, el resultado es definitivo: la discriminación. 
Siempre he creido que el ser humano es muy dado a crear una imagen de la persona mucho antes de dignarse a conocerla en profundidad. De ahí que en muchas ocasiones juzgemos a nuestros semejantes como personas dignas de confianza o por el contrario, las consideremos negativamente sin llegar si quiera a conocerlas del todo. Recuerdo un anuncio de hoteles en televisión que me llamó muchísimo la atención. Una chica en albornoz y con una toalla en la cabeza, se cruza en la piscina del hotel con un joven de barba poblada, pelo salvaje y una pequeñísima toalla cubriendo su cuello. Las miradas se entrecruzan y la atracción surge de inmediato. La siguiente escena nos muestra como coinciden nuevamente en el ascensor pero ahora totalmente vestidos. 
La sonrisa se dibuja en ambos rostros cuando comprueban que el uno viste elegantemente traje de ejecutivo y ella por el contrario presume de corte de cabello moderno y ropas extrovertidas. Dos mundos opuestos que se descubren por azar, sin diferencias, sin tapujos... por el simple hecho de encontrarse en su "desnudez".

Quizá debiéramos aprender a "ver"  a las personas ante que dignarnos a mirarlas.
CHARLES BLAKE 
  
"Un gran número de personas piensan que están pensando, cuando no hacen más que reordenar sus prejuicios"

WILLIAN JAMES (Filósofo estadounidense)

3 comentarios:

  1. La historia de Jorge Bucay tiene tintes femeninos (nada de extrañar, porque la mayor parte de sus fábulas las escribe su mujer)con un final predecible ... lo que le resta interés dramático, pero su ingenio reside en darle una trascendencia moralizante que puede valer para aquellos que buscan en sus libros cómo mejorar su autoestima.

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  2. Encuentro acertada la frase que seleccionaste de W. James y lo que dices sobre los prejuicios, para tener una mirada limpia, primero hay que despojarla de pre-conceptos y ataduras, estar abierto y receptivo. No dar nunca nada por sentado.

    Conocía el relato, aunque no tenía idea de que, según lo que dice Spaghetti, es su mujer quien los escribe.

    Un abrazo

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  3. Hay momentos en la vida que somos tan distraídos que no nos damos cuenta que ocurre a nuestro alrededor quizás tenemos tantos problemas quizás es nuestra forma de ser que no es la correcta pero siempre hay alguien que con una sonrisa te hace poner los pies de nuevo en la tierra.......gracias me gustó la historia de Jorge Bucay

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