El otro día leí un
interesantísimo artículo sobre el panorama actual de las editoriales españolas.
Según ABC, la caída de la actividad de negocio del sector editorial en España
ha descendido en torno a un 20% en los últimos tres años, según los datos que
ha dado a conocer el presidente del Gremio de editores de Cataluña. A pesar de
estos datos y de la evidencia de sufrir una crisis económica de gravedad, la compra en
librerías se ha encogido y los clientes ya no se llevan tantos ejemplares. Pese
a ello, el sector ha sabido salir al paso con un incremento de las aportaciones a Europa y
América Latina. En la mayoría de los casos, los muebles de una
industria que se desangra, son salvados gracias a la constante venta de comic,
libros de texto y e-books. El problema es que según los datos, es el quinto año
consecutivo en que las ventas descienden alarmantemente.
Los editores, necesitados de una
importante dosis de autocrítica, echan balones fuera y justifican la mala
situación del sector por la crisis, que ha afectado a los hábitos de consumo y
a la financiación, la «mentalidad
de la cultura gratis como eje cultural» y la irrupción del
mundo digital.
En esta vorágine de cambios y problemas, se necesitan soluciones
urgentes. Igual que aparecen nuevas editoriales (pequeñas y medianas) que
intentan dar luz a jóvenes promesas de la literatura, encontramos la desaparición de
otras muchas. Las grandes empresas de toda la vida logran mantenerse a flote
jugando a caballo ganador, es decir, apostando sobre valores seguros que tienen
acogida garantizada entre los fieles lectores. Un ejemplo claro lo tenemos en
la última feria del libro de Madrid, donde autores como Almudena Grandes, Carlos
Ruíz Zafón, Eduardo Mendoza y Jonas Jonnason han sido los más vendidos pese a la
bajada de casi un 19% en las ventas directas.
Y yo me pregunto, ante esta
situación, ¿la subida del IVA que ha previsto el Gobierno es el camino para
mejorar el consumo de este sector? ¿Realmente las editoriales podrían bajar sus
pretensiones económicas y facilitar el acceso a nuevos escritores/as? ¿Tan
grave es que los consumidores acudan a la librería digital para abaratar sus
compras? ¿Es el final del libro “físico"? Muchas preguntas y muy pocas
respuestas.
Bien es sabido que la tradición de nuestro país no se ha caracterizado
precisamente por incentivar la cultura y darle acceso a toda la población, pero en estos momentos donde tantas familias lo están pasando mal, tantos
jóvenes desmotivados dejan sus estudios por no atisbar un futuro prometedor,
muchos trabajos se pierden a diario alargando las colas del temible paro,
numerosas empresas nacionales no pueden hacer frente a sus pagos… ¿No sería
conveniente reimpulsar la educación y facilitar la creación literaria para que
muchos podamos disfrutar de nuestros escritores favoritos?
"Sólo el que sabe es libre, y más libre el que más sabe... Sólo la
cultura da libertad... No proclaméis la libertad de volar, sino dad
alas; no la de pensar, sino dad pensamiento. La libertad que hay que dar
al pueblo es la cultura".
Miguel de Unamuno
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