CHARLES BLAKE

Para soñadores que como yo, plasman sus pensamientos sobre un papel en blanco.

miércoles, 31 de julio de 2013

¿OMBLIGOS INDISCRETOS?


El ombligo es en muchas culturas un lugar muy importante, pues al fin y al cabo, es nuestra marca de nacimiento; cuando éramos solo una criatura en el vientre materno nos alimentábamos por ahí y es la señal de nuestro proceso de formación y de llegada a la vida.

El ombligo en el Kama Sutra, ya era señalado por generar una “sensación especial de tocamiento” del cuerpo femenino. Otros sentidos más vinculados a la energía y a la vida aparecen en las culturas amerindias. Un mito andino peruano recogido por fray Antonio Calancha menciona una violenta disputa entre la deidad solar y Pachacamac por crear a los seres humanos (runas).  Pachacamac crea la primera pareja, y la deidad solar engendró con su falo y su ombligo a Vichana. En los mitos y las creencias amerindias, el ombligo también aparece vinculado con la genitalidad masculina. .
Alfredo López-Austin en su enjundiosa obra Cuerpo humano e ideología: las concepciones de los antiguos nahuas, le asignó un lugar privilegiado al ombligo en la cosmovisión mesoamericana. El ombligo es considerado por los nahuas una de las siete oquedades del cuerpo humano, caracterización que guarda vinculación con el mito de origen de las siete cuevas.
Filolao de Crotona, filósofo pitagórico griego, le atribuía al ombligo constituir uno de los cuatro principios que modelan al animal racional. En su orden de enunciación, el ombligo aparece después del cerebro y el corazón y antes de las “vergüenzas” presidiendo “el enraizamiento y crecimiento del embrión, gracias a la cual, el ombligo implícitamente remite a la unidad orgánica con la madre. En la tradición judaica - al decir de Mircea Eliade- está presente la siguiente analogía sobre el ombligo: “Así como el embrión crece a partir del ombligo. Dios ha empezado a crear el mundo por el ombligo, y de ahí se ha extendido en todas las direcciones.
El ombligo en las antiguas representaciones de Occidente, aparece vinculado a Venus. Se habla más y se mira más, el ombligo femenino que el masculino.
El marqués de Sade, convirtió al ombligo en vasija de dolor en su libro Las 120 jornadas de Sodoma o la escuela del libertinaje (1775), para tal efecto se recurre al aceite de oliva hirviendo, más conocido en la Europa del Siglo de las Luces como aceite de España. Dolor y placer: dos ingredientes que incluso hoy en día, siguen estando en boca de los amantes de la libertad sexual sin límite. Pero mejor dejemos a Sade para continuar el camino...
Algunos pueblos indígenas de México creían que untando el ombligo de las niñas con miel se garantizaba que en el futuro fueran dulces y encantadoras; sabrosas y acarameladas. No están tan lejos de la realidad ya que en si el ombligo concentra un innegable halo sexual.
Los orientales le dan también una gran importancia al ombligo, pero no concentran su trascendencia en el amor sino en la fuerza. El ombligo no es un cáliz vacío sino un manantial en el que emana nuestra energía. Los taoístas consideran que el cordón umbilical está conectado al Mar de la Energía. El feto recibe la vida por la abertura de este portal y cuando el niño ingresa al mundo esta abertura se cierra. En el ombligo se encuentran el fuego y el agua, donde reside el Ying y el Yang, la puerta de la vida y la muerte.
Pero no hace tanto tiempo, se llegó a borrar las imágenes de ombligos en los comienzos fotográficos. El viejo “código moral” de Hollywood prohibía expresamente su exhibición. Las bailarinas del harén de muchas películas se veían obligadas a tapar “sus encantos” sin un porqué razonado. Se decía que podía deberse a que su exhibición indujera a los niños a preguntar algo indeseable para unos padres que terminaran metiéndose en un aprieto. Curiosamente, cuando en la segunda mitad del siglo XX, Occidente supera sus falsos prejuicios, comienza a advertirse en el mundo árabe una disconformidad a la muestra pública del ombligo. Turquía, Egipto y otros países con larga tradición comenzaban a considerar algo poco ético y a todas luces reprochable.
El caso es que pasamos del comienzo del bikini en las playas americanas y europeas y a las modelos de cine “destapadas”, al extremo contrario  de las norteafricanas, donde sus ombligos se sumieron en la más profunda oscuridad. Así mismo, la evolución del ombligo occidental sufrió por dos etapas claramente diferenciadas. Una primera donde incluso los artistas retrataban la feminidad de formas robustas y en donde se podía apreciar la redondez del ombligo, a una mucho más actual donde los hábitos sociales, posturales y de ejercicio físico han optado por darle una forma mucho más alargada. Un estudio demuestra que incluso las modelos de belleza de los años 30-40 tenían un ombligo mucho más redondeado que las de las actuales bellezas femeninas. Principalmente debido a que en muchos casos, es la propia delgadez de sus figuras la que ha modificado sus formas. Cuando pasa a convertirse en una hendidura más ovalada y vertical, adquiere a nivel subsconciente, una forma más genital, y su calidad de símbolo sexual aumenta considerablemente. Eso dicen los expertos...
Concluyendo, el ombligo es una de las zonas erógenas más fuertes que tiene el cuerpo humano, especialmente en el de las mujeres.
Independientemente de la simbología, es innegable que actualmente el ombligo tiene un matiz decididamente sensual, no en vano ya son muchas las mujeres que lo llevan al descubierto cuando  quieren sentirse admiradas y atractivas, llegando incluso a redecorarlo con un llamado “piercing”.

Si habéis conseguido llegar al final de estas líneas, pensad detenidamente a partir de ahora en la trascendencia de un simple ombligo…el ombligo, esa zona diminuta, que casi pasa de forma desapercibida, pero que con una simple caricia es capaza de destapar la caja de los truenos más placentera.
 Pero recordad de que cuando os echéis un vistazo, así… rapidillo, no porque lo tengáis bonito, penséis en ser “el ombligo del mundo”.
¡Ahí queda eso!

CHARLES BLAKE


1 comentario:

  1. Un artículo original y muy instructivo, desde luego. Un saludo para el "ombligo" de la Costa del Sol donde estaré en unos días.

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