Uno de los temas más interesantes de conocer por toda persona amante del Saber, es precisamente la Biblioteca de Alejandría. ¿Un mito? ¿Una leyenda? ¿Una realidad? El caso es que dicho Templo de la Sabiduría existió hace muchos, muchos años. Considerada como la más grande de la Antiguedad, fue símbolo indiscutible del prestigio de la ciudad que la acogía. Fundada por Ptolomeo I Soter, Rey de Egipto durante los años 305 y 285 a.C. y tras la muerte del gran Rey Alejandro.
Se conoce que tanto el Mueseo como la biblioteca se encontraban ubicados en la zona de Los Palacios, un barrio residencial que ocupaba entre un cuarto y un tercio de la totalidad de la ciudad de Alejandría. La edificicación se encontraba entre las más prestigiosas del mundo, contrastado por el hecho de que tanto el director del museo, así como el bibliotecario principal, eran nombrados expresamente por el mismo Rey de Egipto en persona.
Primer Centro de investigación y núcleo cultural más importante del mundo antiguo, fue el sueño hecho realidad del Gran Alejandro Magno (discípulo de Aristóteles) y mandado construir por uno de sus generales más destacados. Con Ptolomeo comenzó una larga dinastía de faraones que duró más de 300 años.
El Museo estaba compuesto por varias salas dedicadas a distintas
ramas del saber, desde un zoológico, a un jardín botánico, un
observatorio astronómico y un salón de anatomía. También disponía de
habitaciones para alojar a los sabios y a los estudiantes, cuyos gastos
eran costeados por la casa real, que acudían a Alejandría atraídos por
el impulso intelectual.
La biblioteca fue, sin duda, el eje destacado del santuario, el de
mayor crecimiento y difusión a lo largo de la historia. A medida que fue
adquiriendo importancia y aumentando sus volúmenes, fue necesaria la
construcción de un edificio cercano que albergara el resto de los
libros. Así se edificó, durante el reinado de Ptolomeo III, la “biblioteca hija”, situada en una zona próxima al puerto, concretamente en el Serapeum (templo consagrado al dios Serapis).
Se calcula que la biblioteca llegó a albergar unos 700.000
manuscritos, cada uno de los cuales era catalogado, referenciado y
colocado en el estante (bibliothekai) preciso destinado a ese saber. El primer catálogo temático de la historia (Pinakes)
se atribuye a Zenódoto, el primer bibliotecario de Alejandría. Las
personas que trabajaban en la biblioteca se afanaban en la búsqueda de
libros de todas las culturas conocidas, la mayoría eran comprados o
donados (como la biblioteca de Aristóteles), pero otros eran copiados.
Todo buque que atracaba en Alejandría era registrado por la guardia, en
el caso de que se encontrasen libros, estos eran confiscados y llevados a
la biblioteca; en ocasiones, se compensaba a sus dueños por la pérdida;
mientras que en otros casos los libros eran copiados y devueltos los
originales. Las copias eran especialmente ricas por las anotaciones
críticas que se hacían en los márgenes.
Se dice que la primera traducción al griego del Antiguo Testamento
fue escrita en Alejandría. Ptolomeo II habría encargado a 70 sabios
judíos que tradujesen y copiasen los libros de la Ley judía. La conocida
como “versión de los 70” habría sido la base de muchas traducciones
posteriores.
Durante la regencia de Ptolomeo II Alejandría y su biblioteca
vivieron su máximo esplendor, inmersas en un trajín constante de libros y
estudiosos. Entre los visitantes más célebres se encuentran Arquímides,
Euclides, Hiparco, Claudio Ptolomeo y Galeno.
La calurosa
costumbre de quemar libros no es de la era moderna.
La Biblioteca de Alejandría que
fue la más grande de la antigüedad terminó su larga vida al ser incendiada
por el califa Omar en el año 634, que lo hizo basándose en un curioso
argumento: “Los libros de la Biblioteca o bien contradicen al Corán, y
entonces son peligrosos, o bien coinciden con el Corán, y entonces son
redundantes”. Este razonamiento notable, que fue objeto de un exquisito
comentario del filósofo argentino Tomás Simpson, costó a la memoria humana
una buena cantidad de obras irrecuperables, pero no tantas como se cree si
es que eso sirve de consuelo. En realidad, cuando el califa Omar tomó su
drástica medida, la Biblioteca era sólo la sombra de lo que había sido
alguna vez, y de ella quedaba muy poco, perdido en sucesivos desastres.
El gran desastre parece haber ocurrido en el año 273, durante los enfrentamientos entre el emperador romano Aureliano y el caudillo rebelde Firmus: el resultado fue que la Biblioteca sufrió las peores pérdidas de su historia.
Hoy día, es imposible pensar qué maravillas pudieron dormir su último sueño en la Biblioteca de Alejandría, qué poemas, qué relatos, qué conocimientos... estuvieron allí custodiados a la espera de análisis o lecturas, de traducciones al griego o a otros idiomas.
Qué caminos artísticos, científicos, filosóficos estaban ya iniciados o concluidos en aquellos centenares de miles de rollos con noticias y conocimientos procedentes de todo el mundo conocido, caminos que o tardaron siglos en volver a iniciarse o que permanecen aún sepultados bajo el polvo del tiempo.
¿Sería el
mundo, la civilización, la historia del ser humano igual si no se
hubiera destruido la Biblioteca de Alejandría? Sin duda es una de las
preguntas quizá más fascinantes, quizá más inútiles que hoy pueden
hacerse.
Actualmenta, la Biblioteca de Alejandría es una importante biblioteca y centro
cultural, construida en conmemoración a la biblioteca más grande de la
Antigüedad.
En el año 1987 salió a la luz un ambicioso proyecto cultural: construir una nueva biblioteca en la ciudad de Alejandría para recuperar así un enclave mítico de la Antigüedad, patrimonio de la Humanidad.
El edificio tiene capacidad para albergar 20 millones de libros. Actualmente, posee alrededor de 200.000 ejemplares, la mayoría de los cuales fueron adquiridos por donaciones. Hay 50.000 mapas, 10.000 manuscritos, 50.000 libros únicos y además ejemplares del mundo moderno, con 10.000 archivos multimedia de audio y 50.000 visuales.
Hoy en día, la biblioteca recibe alrededor de 800.000 visitantes cada año.
CHARLES BLAKE
En el año 1987 salió a la luz un ambicioso proyecto cultural: construir una nueva biblioteca en la ciudad de Alejandría para recuperar así un enclave mítico de la Antigüedad, patrimonio de la Humanidad.
El edificio tiene capacidad para albergar 20 millones de libros. Actualmente, posee alrededor de 200.000 ejemplares, la mayoría de los cuales fueron adquiridos por donaciones. Hay 50.000 mapas, 10.000 manuscritos, 50.000 libros únicos y además ejemplares del mundo moderno, con 10.000 archivos multimedia de audio y 50.000 visuales.
Hoy en día, la biblioteca recibe alrededor de 800.000 visitantes cada año.
CHARLES BLAKE
A medida que los imperios se suceden, también se traslada el saber de las bibliotecas. Actualmente la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos (donde tuve la dicha de perderme), es una de las mayores del mundo, con 900 Km. de estanterías y 40 millones de libros, aparte de más de 60 millones de manuscritos, mapas y elementos audiovisuales (grabaciones sonoras, películas y fotografías)...Confiemos que tenga mejor destino que la de Alejandría, aunque sabemos que la destrucción de los libros no acabará con el conocimiento de la humanidad, sería una pérdida muy importante, un retroceso en la historia.
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